SAMSARA

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          La naturaleza es violenta. No reconoce el dolor o la fragilidad del hombre y su consciencia, omnia mutantur nihil interit. La psique humana se empapa de su entorno y convierte en herramientas sus condiciones y no al revés. Somos gotas de rocío en una mañana que no será eterna, pasaremos a formar parte de la atmosfera casi sin darnos cuenta, parte del cielo, como si de verdad fuéramos almas, como si nuestra consciencia existiera, como si de verdad fuera importante todo lo que hacemos.

          Algunos se abandonan al dolor, a la crueldad. Tanto miedo y tanto odio por nosotros mismos nos llevan a aceptar y perseguir la angustia y el padecimiento, a disfrutar con lo grotesco porque nos sentimos parte de esa misma miseria que es el lado oscuro de la mente humana.

          Pero la belleza es igual de potente, la magnitud de la existencia, de la cual somos parte, minúscula pero necesaria, inalienable: una vez estábamos todos juntos, una sola alma y una sola carne, el huevo cósmico fuimos y luego nacimos, somos hermanos de las estrellas y de las lágrimas, del sol y de la sangre, somos el universo, no un ente distinto.

          Abraza el dolor entendiendo que es solo una etapa, abraza la alegría sabiendo que se irá de pronto. Vive el invierno y el verano de tu vida sin temor, que ambos volverán en ciclos irrefrenables y al final de los días, no será el final, porque no solo la materia de la que estamos hechos volverá a la tierra, nuestra propia experiencia se extenderá en los genes de nuestra especie.

(reflexión aleatoria al ver el documental homónimo)